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jueves, noviembre 15, 2007

Chile entero remecido.....

Aunque no haya encontrado el momento de sentarme tranquila a escribir o comentar mi salida de Lisboa y llegada a Chile, no quiero dejar de incluir lo que Alfredo hijo, (Trinquete) escribió hoy. Nuevamente Chile ha sido remecido.
Remecido no sólo físicamente por nuestra misma tierra que de vez en cuando se hace notar; sino remecido emocionalmente. Miles de familias remecidas, sufriendo la destrucción e impotencia de ver como sus casas y pocas o muchas pertenencias logradas en años de trabajo se vienen abajo sin que nada ni nadie pueda impedirlo.
Tanto él como yo estamos en Santiago, donde apenas se sintió el terremoto, pero solidarizamos completamente con todo el norte de Chile y su gente.


El Precio de la diferencia y la Importancia

Hoy se lee en la portada del diario La Cuarta, en grande: “La sacamos barata: sólo dos muertos”, a raíz del terremoto de 7,7 grados en la escala de Richter que azotó el Norte Grande de Chile ayer al mediodía.

Querría saber yo desde cuándo no le damos la debida importancia a la vida humana para considerarlo poca cosa la muerte de dos (aunque fuera una) personas. Entiendo que comparado con los 595 muertos que dejó el reciente terremoto en el Perú, lo de ayer fue una tremenda escapada de lo que podría haber sido una catástrofe de dimensiones inimaginables. Quizás el titular quería subrayar o hacer alusión, de forma muy rebuscada según yo, lo preparados que estamos en Chile, en comparación a nuestros países vecinos, para hacer frente a situaciones de esta índole: mejor infraestructuras, mejores planes y servicios de emergencia, etc. Pero ¿es relevante entrar en comparaciones a la hora de hacer un balance de pérdidas humanas cuando se busca el titular para una portada, o para cualquier noticia, esté en la portada o en las páginas interiores?

El ataque del 11 de septiembre de 2001 contra EE.UU. significó la muerte de 2.973 personas. En el ataque del 7 de diciembre de 1941 contra Pearl Harbor murieron 2.471 norteamericanos. Nadie vio en los diarios americanos al día siguiente del ataque de Al Qaeda titulares como “Podría haber sido peor: sólo murieron 502 personas más que Pearl Harbor”.

La perdida de vida humana es igualmente importante, sea una persona o los más de mil que dejó la guerra étnica en Nigeria. Leontina Espejo y Olga Petronilla, las dos víctimas que dejó ayer el terremoto en la zona norte de Chile, probablemente tuvieran familiares, hijos, nietos, maridos… ¿Cómo se habrán sentido al ser notificados que su ser querido murió producto de los derrumbes? Ni Leontina ni Olga están para leer que sus vidas fueron, después de tantos años vividos -tenían 88 y 54 años respectivamente-, el sacrificio humano que pidió ayer la intensidad de una fuerza mayor y un diario para titular su portada. Las personas que quedaron atrás, sus seres queridos, sí se despertaron hoy y probablemente se cruzaron con esta portada injustificable.

Se sabe que La Cuarta es un diario de aires sensacionalistas que suele cubrir y titular aquellas noticias y acontecimientos que el resto de los periódicos dejan de lado por ser hechos muy morbosos, muy faranduleros, muy rojos, y que hoy lamentablemente es lo que más vende. Pero nunca hay que perder esa sensibilidad, ese humanismo, esa delicadeza cuando se trata de las desgracias ajenas. Sacarle provecho o lucrarse de la muerte de otros, más que irrespetuoso es imperdonable, y debiera ser motivo de reflexión para los responsables de tan fría portada.

¿La sacamos barata? ¿Cuál es el precio en número de vidas que tenemos que pagar para que un desastre de esas proporciones justifique un mejor llamado de atención? Supongo que deberíamos dar las gracias que estas dos señoras por lo menos salieron como noticia de una portada. En ese caso yo personalmente hubiera preferido que no salieran.

Trinquete.

Stgo. 151107

martes, octubre 09, 2007

Si ya me lees es algo.....Trinquete

el tema del Maletín Literario está dando bastante que hablar estos últimos dias en Chile. Mi razón de ponerlo acá hoy no es para comentar sobre él, sino para incluir unas notas de Trinquete (me imagino que ya sabrán quién es...) que me hizo llegar dias pasados.
Cómo él se refiere a lo escrito por Cristían Warnken, voy a incluir además un trozo del poema "Libros", de Herman Hesse con el cual él empieza, y que me gustó mucho:

"Ninguno de los libros de este mundo/ te aportará felicidad,/ pero secretamente te devuelven/ a ti mismo./ Allí está todo lo que necesitas,/ sol y luna y estrellas,/ pues la luz que reclamas/ habita en tu interior./ Ese saber que tanto buscaste/ en bibliotecas, resplandece/ desde todas las páginas,/ puesto que es tuyo ahora".

Si ya me lees ya es algo


Estos últimos días he decidido salir de mi casa hacia la oficina con mi libro de lectura de turno en la mochila. Considerando que estoy leyendo "Vivir para Contarla" de García Márquez, que no es un libro muy chico que digamos, y considerando que hoy en día en Santiago de Chile no es fácil leer cualquier libro –mucho menos un periódico- dentro del Transantiago o metro, donde en las horas peek apenas hay espacio personal para respirar; la decisión no es poca cosa.

Pero ahí voy en el metro, esperando que se vacíe un poco mi vagón en el trayecto hacia la oficina para poder sacar el libro de la mochila y disfrutar de la lectura de unas pocas páginas. Cuando logro sacar el libro, poco falta para que todos en el tren se queden en silencio sepulcral. He sacado como conclusión que no es el tamaño del libro lo que les sorprende a mis compañeros de viaje, sino el solo hecho de leer.

Leyendo la editorial de esta semana en El Mercurio de Cristián Warnken, "Donde el azar te lleve", compruebo que habla justamente de eso, de la falta de lectura que existe en este país. Escribe Warnken: "… es estéril la discusión sobre la "lista" entregada el lunes por la comisión encargada de conformar el Maletín Literario. La lista da lo mismo. No es regalando libros a destajo como se soluciona nuestro subdesarrollo en un tema tan crucial como lo es el fomento a la lectura".

Lo que sí asombra ver es la cantidad de gente que va a todas partes con su mp3, mp4 u otro aparato escuchando música. Los libros han dado paso a estos reproductores de música (que probablemente ya sean más barato que los libros), que le dan el soundtrack a tu viaje o a tu día. No hay nada de malo en ello, yo mismo soy dueño de un mp3 que utilizo de vez en cuando en mi hora de viaje hacia y de vuelta del trabajo, y es asombroso lo que cambia tu entorno cuando lo musicalizas y le pones un ritmo Rock, Pop, Metal, Soul, Clásico, Jazz, Blues… Pero lo alterno ahora con mi libro, porque echaba de menos la lectura durante el viaje.

Y siento que cada vez la gente está perdiendo más el hábito de lectura en Chile. Chile, un país al que desde fuera y en su momento se le veía como un país de poetas, de grandes firmas literarias. Pero hemos ido perdiendo esa fama con el pasar del tiempo, y ya tenemos otra popularidad a nivel mundial o continental, como ser los más alcohólicos, por ser poco amigables o por tener más fotologs por habitante… por nombrar algunos de los récords que han llegado a mis oídos.

Mis padres siempre cuentan que el verano en que ellos se conocieron, mi padre estaba leyendo Los Hermanos Karamazov, de Dostoievsky. Cuando yo conocí a mi señora en Madrid, yo estaba inserto en la descriptiva y monumental obra bolañezca, 2666
Recuerdo la expresión de la gente cuando sacaba en el metro de Madrid ese descomunal libro. Los adultos me miraban de reojo y los niños me apuntaban con el dedo mientras sus ojos se abrían como platos. Y era cómico ver cómo me observaban, no porque estuviera leyendo (nunca me había tocado ver tanta gente leer mientras utilizaba el transporte público hasta que llegué a la capital española), sino por lo colosal del libro.

Nunca olvidaré que uno de esos días, un viejito jorobado con el que me topaba de vez en cuando en las estaciones de metro mientras esperábamos que el tren hiciera su entrada al andén y al que yo creía un alma en pena, decidió sentarse a mi lado mientras leía la novela de Bolaño. El señor era de esos viejitos tiernos de barbas blancas y sombrero antiguo. Siempre llevaba puesto un traje dos tallas muy grande que daba la impresión que flotaba por el andén del metro mientras iba de un extremo al otro buscando diarios tirados a la basura. Los buscaba con el sólo propósito de completar los Puzzle de Letras y pegarles calcomanías que siempre andaba trayendo. Cuando se sentó a mi lado y me preguntó qué estaba leyendo, me convencí que era un hombre de carne y hueso, y no un espíritu como siempre había pensado.

Aquel día, el pequeño e insignificante acto de leer un libro que llamaba la atención por su grosor, desencadenó una conversación placentera con un completo desconocido. Y como esa, tengo muchísimas historias de personas que conocí fugazmente por estar leyendo un libro en algún lugar público. Recuerdo ciertos momentos de mi vida cuando alguien menciona un libro que yo ya he leído en el pasado, o mis padres se acuerdan de Dostoievsky cuando se les pregunta cómo se conocieron, pero eso ya no le pasa a las nuevas generaciones. A algunas personas todavía, pero cada vez a menos.

Como Warnken, yo también espero estar equivocado en mis afirmaciones y que esto del Maletín Literario funcione y sirva de algo. Ya es hora de que retomemos ese perdido hábito de lectura. Que lo inculquemos en las generaciones venideras, y volvamos a vivir en un país que se toma el tiempo de leer, de producir literatura o material de lectura, y de hacerla llegar a la gente de manera asequible a todos; para así enriquecernos como país y a nivel personal.

Trinquete.

Stgo. 051007

sábado, septiembre 15, 2007

Notas del subsuelo....de Trinquete

Hace un buen tiempo ya que Trinquete (mi hijo Alfredo) me mandó estas notas y que las dejé para más tarde, olvidándome de ellas. En esa ocasión él debe de haber tenido planeado seguir con éstas, ya que aparte de aclarar que las "notas del subsuelo" no son las de Dostoievsky, la denominó con: Los Muertos 1. ; parece que en esos dias sentía que vendrían más... hasta hoy no he recibido la Nº 2.
Hoy ordenando un poco mi notebook, borrando y releyendo artículos me lo encontré.
Ya que tenemos un especie de joint-venture literario, mencionado anteriormente, (ver archivo en junio 07 ) comparto a continuación....

Notas del Subsuelo
Los Muertos 1


Cuando fui a Boston hace ya unos años, lo que más me llamó la atención, y lo que más me gustó fue cómo mezclado y entremedio los rascacielos, yacían cementerios del siglo XIX y principios del XX, con lápidas de piedras gruesas, negras, con inscripciones ya ilegibles. Eran cementerios románticos y místicos que parecían respirar por sí solos, cuando desde las profundidades y a través de las rejillas de ventilación del metro (el más antiguo de EE.UU.) aparecía un vaho de ultratumba que le daba al sitio un toque tenebroso, tétrico, hitchcockeano.

Hace poco mi oficina se cambió de ubicación, y pasamos de trabajar en el cómodo y asequible barrio de Providencia, a la comuna de Huechuraba. Desde aquí, mi nuevo puesto, se puede ver como entre unas lomas de pasto verde y bien cuidadas se extiende un cementerio que sobremira los edificios de oficinas varias. De hecho, mientras escribo estas líneas, van caminando –y nunca mejor dicho- a paso fúnebre hacia el entierro de algún ser querido, un grupo indeterminado de personas todas vestidas de luto.

La verdad es que no me veo decidiendo ser enterrado en Ciudad Empresarial, que es como se llama esta fea explanada, este agujero negro. A lo mejor el cementerio estaba aquí antes de que apareciera siquiera el primer edificio, pero según tengo entendido primero llegaron las oficinas, luego los muertitos. Y si en un principio era uno o dos muertos, ahora se han tomado la colina entera y se han extendido, y forman gran parte del paisaje que hoy proyectan varias ventanas de numerosos lugares de trabajo.

¿Quiénes son estos muertos? ¿Son más lugareños, más de estas partes, son locales? ¿Son personas que decidieron ser enterrados aquí, o han sido depositados aquí sin consulta previa y engañados? Y si es esto último, ¿quién responde cuando las almas comiencen a vagar por Ciudad Empresarial y empiecen a ingresar a los edificios, a las oficinas, a sentarse junto a nosotros en nuestros puestos y nos toquen en el hombro; porque nos querrán consultar por qué cresta se los enterró ahí y no donde habían querido?

En estas frías mañanas de invierno cuando baja la neblina y no se ve más allá de tu nariz, la tierra comienza a partirse, y desde las profundidades comienzan a salir del subsuelo manos, brazos, cabezas, cuerpos, los muertos. Mientras unos, piedra en mano, exigen una explicación a toda su existencia, a sus condenas a la eternidad; otros celebran su resurrección en el bar más cercano, y los que quedan visitan sus vivos. Todos vuelven a habitar la Tierra, a deambular por las calles cuan almas en pena, a frecuentar casas, florerías, prostíbulos, bibliotecas, discotecas, supermercados, salas de cines, van a ver un partido de fútbol, manejan el último modelo de Ferrari, viajan en avión… todo en un mismo día, hasta que dura la neblina.

Cuando la neblina sube, los muertos vuelven a bajar. Y yo desde mi puesto veo pasar otra procesión en marcha fúnebre, yendo a enterrar a uno de sus seres queridos, a uno más que depositarán dentro de su tumba y se convertirá en comida para gusanos y en el paisaje donde mi distraída mirada irá a parar. Los vivos ya debemos estar en clara desventaja numérica… lo advierto por si algún día nos da por sacarlos de sus casillas.


Trinquete.

Stgo. 010807

jueves, junio 21, 2007

Prólogo a........Trinquete

Según Wikipedia un PROLOGO es:

Etimología: Del griego "pro": antes y "logos": discurso.

El prólogo es el escrito breve, situado al principio de una obra extensa, entre los documentos llamados liminares, y sirve a un escritor para justificar el haberla compuesto y al lector para orientarse en la lectura. Posee además otros cometidos:


(por favor dirigirse a Wiki... para ver cual podría ser la que calza....porque ni la misma definición me calza mucho a mi para lo que quiero hacer...)

1º Yo no soy una escritora....hmm bueno, estoy escribiendo la verdad. Y ahora en una importante página de Educación. Así es que pensándolo bién...OK .

2º Antes de una obra extensa...?? No. no es extensa la obra y si sigo escribiendo será más largo el prólogo...

Bueno, para los que leyeron los comentarios a mi entrada anterior, Trinquete es el seudónimo con el que mi hijo (Alfredo) escribe hace años. He sido su 1ª lectora, corregidora, crítica y fan de sus cuentos, comentarios y ensayos. Demás está decirlo que al ser la mamá....bueno soy la mamá. PUNTO. ( sin comentarios...)

Hace un tiempo ya que por diversas razones, entre ellas lo más importante de su vida, su matrimonio con Andrea, vuelta a Chile, trabajo etc etc. había dejado de escribir.
Como ahora me integré a lo que él hacía, se invirtieron los papeles e hicimos un "joint venture". No sé si se aplica el término...pero no importa, nosotros nos entendemos.

Bueno a continuación les incluyo lo que me mandó ayer.


¿La vuelta del ononista verbal-mental?

Hay algunos que han lamentado la ausencia de la vida publica(da) de Trinquete. La verdad es que ha estado de muy bajo perfil, sin aparecer a través de las palabras con su modo-humor particular de ver y contar las cosas.

Hace un mes o más, Andrea Elliott se convirtió en la primera persona de nacionalidad chilena (miti-mota) en ganarse el Premio Pulitzer. Siempre pensé que esa distinción estaba reservada para este humilde servidor. El problema principal de mi atraso a ser galardonado con monumental condecoración es que me encuentro actualmente desarrollando labores publicitarios y no de periodismo, como habría que estar inserto para siquiera postular al premio ¿o me equivoco? Tendría que estar postulando al premio Cannes Grand Prix de la publicidad, pero les voy a ser franco: me gustó más Nice, y soy alérgico a los gatos.

El otro día, a raíz de no sé qué, mi madre me preguntó si seguía poniendo palabras sobre papel. No se refería a lo que hago actualmente, que es redactar para este medio publicitario, sino sobre cosas más cotidianas, más literarias, más mundanas, más longevas, más ricas, más pobres, más literales, más verdaderas, más mentirosas, más nocivas, más perfumadas, más payasas, más olvidadizas, más (in)mortales, más humanas, más celestiales, más crudas, más aliñadas, más felinas, más coquetas, más seductoras, más ofensivas, más cursi, más inoportunas, más directas, más (im)perfectas, más ononistas, más oscuras, más iluminadas, más inspiradas, más fumadas, más lucrativas, más (sobre)vividas, más consideradas, más detalladas, más ilustradas, más lúdicas, más cortopunzantes, más macondeanas, más simbólicas, más masticadas, más prostituidas, más vertiginosas, más conspiratorias.

En fin, de escribir sobre semejantes barbaridades me vería postulando más bien al Premio Nobel. Distinción que lejos de ser desprestigiosa, goza de mayor popularidad y, como digo, de prestigio, pero qué gracia tendría ser el tercero. El tercero después de Pablito y Gabita. Cero brillo. Le voy a hacer caso a Vargas Llosa, que dice que los escritores que viven pensando en el Premio Nobel, se vuelven malos escritores. Además, no soy de la idea de ir subiendo a podios. Sufro de pánico escénico y le tengo cierto respeto a las alturas.

Trinquete sigue aquí, sigue ahí, sigue allá, sigue acá. Sigue, viene y se va. Vino (tinto, por favor) y se fue. Vuelve de vez en cuando, cuando vuelve, ves. Un Bin Laden de las letras. Soy el Ave Fénix en busca de un extintor, santo pirómano, un oxímoron: un Redactor Creativo. Ya me ven aquí, patinando verbalmente sobre el semen de esta paja mental, producto de un ejercicio experimental para encontrar la óptima calentura de extremidades. …hablo de los dedos, mal pensados, ¡¡¡mentes de alcantarilla!!! Hace frío ¿qué le voy a hacer? Ya no llevo encendedor en el bolsillo.

Estoy de vuelta dándole vueltas, y mira que me mareo con bastante facilidad.

TRINQUETE – Santiago, 200607.